OBRAS

La boda
Flora, Julia, Alberto y Luis son víctimas de las formalidades. La boda de Flora se suspende porque su prometido Alberto verbaliza que ella tiene los senos caídos. No se suspende por el hecho en sí, sino porque éste ha sido verbalizado. La boda habla sobre la cosificación de la persona. El hombre convertido en cosa no puede pensar y actuar libremente.
Créditos
  • Autor: Virgilio Piñera
  • Música: Aymée Nuviola
  • Director: Raúl Martín
  • Diseños de vestuario y escenografía: Raúl Martín
  • Diseño de Luces: Tony Arocha 

Premios y menciones

1997









1995

Premio de actuación femenina protagónica: Laura de la Uz. (UNEAC)

Premio de actuación femenina de reparto: Alina Rodríguez. (UNEAC)

Mención especial actuación femenina de reparto: Grettel Trujillo. (UNEAC)
 
Premio de actuación masculina de protagónica: Dexter Cápiro. Unión de Escritores y Artistas de Cuba.. (UNEAC)

Premio de actuación masculina de reparto: Dexter Cápiro. Unión de Escritores y Artistas de Cuba. (UNEAC)

Premio de actuación femenina de reparto: Xiomara Palacio. (UNEAC)

Abilio Estévez
Revista Revolución y Cultura, septiembre-octubre de 1994
.

"Desempolvada, eliminados los pormenores circunstanciales (...) La boda, a pesar de su humor (o gracias a él), se presentó como desgarrador documento del destino de la persona humana en cualquier sociedad donde las formalidades se erigen en obstáculos, enemigas de su realización de su grandeza, de su plenitud, de su libertad...

Roberto Gacio
Revista Tablas, octubre-diciembre de 1995.


"Otra manera de asumir a Piñera lo constituye la realización de La boda, por Raúl Martín, quien -con su mezcla de cadenas de acciones bailadas, las canciones, el exquisito gusto en el vestuario y todos los componentes de la mise en scene, que corren a su cargo, junto a la música de Aymée Nuviola- consigue una refinada y crítica parodia (...) Inteligente director de actores, Martín logra un equilibrio en estos...

Diario El Tiempo
Barcelona, Venezuela, 26 de octubre de 1996.


"Anoche, tras la inauguración de la XXI edición del Festival de Teatro de Oriente, comenzó de inmediato la función a casa llena en el Teatro Cagigal, con la magistral actuación del grupo cubano invitado al festival (...) que presentó La Boda, una obra de Virgilio Piñera (...), con un extraordinario elenco que cautivó al público asistente...

Diario El Llanquihue
Puerto Montt, Chile, 20 de julio 1997.


A la categoría de " ídolos" fueron elevados los integrantes de la compañía "Teatro de La Luna" de La Habana, Cuba en la chilota ciudad de Ancud. Dicen que el número 1 del club de admiradores del elenco es el alcalde Kurt Haarmann quien quedó encantado con el talento de los cubanos.
Los comentarios de pasillo dicen que cuando el Teatro de La Luna se presentó en Ancud con la obra "La Boda", hubo una gran cantidad de gente que se quedó fuera de la sala sin poder ver el espectáculo.
El cálido recibimiento, amén del interés de la gente, llevó a que el elenco programara una función extra en la ciudad insular, en la que se presentó esta obra y además la comedia infantil "No quiero ser payaso"

Don Sati
Diario El sur (Concepción, Chile), 30 de agosto 1997.


"El desplazamiento escénico del cuarteto, el enfoque de cada uno de los personajes, el juego histriónico en que los personajes reproducen escenas de sus interlocutores, el manejo de la voz en el decir y en el cantar, la intercomunicación eficaz entre unos y otros, no es más que el reflejo de la rigurosa preparación que los actores tienen en Cuba. Todo organizado por la inteligente dirección de Raúl Martín, quien supo jugar con elementos necesarios para transformar una historia que podría ser banal, en una creación artística que entretiene y profundiza. Martín, amante del buen gusto, logró completar el montaje con una armoniosa escenoplástica, rubricando el espectáculo con un convincente trabajo de equipo, donde la música de Aymée Nuviola es el quinto actor..."


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Vivian Martínez Tabares
Revista El Caimán Barbudo Edición 283, 19.


"En cambio, La boda de Virgilio Piñera, llevada a escena por Raúl Martín con Teatro El Público y ahora remontada con un nuevo elenco como primer espectáculo de su Teatro de La Luna, nos trajo el espíritu festivo, hilarante y juguetón que no tuviera en su estreno (...) Raúl Martín consigue con inteligencia la entrega total que el elenco de jóvenes intérpretes, que se une por primera vez, logra transmitir al público".

Diario La Patria
Manizales, Colombia, 16 de septiembre de 2000.


"En términos teatrales es interesante el trabajo de la obra La Boda del Teatro de La Luna, en él veo una búsqueda de interpretación gestual tomado de la danza contemporánea, además en él se ve la grandilocuencia de la gesta cubana. En esta obra (...) a partir de las tetas caídas se critica la costumbre caribeña de vivir del chisme y se refleja muy bien el micromundo de las relaciones sociales en Cuba..."

Roberto Pérez León
Portal Cubaescena. 12 de junio de 2019.


Esta vez Teatro de La Luna ha fungido como Unidad Docente para que un grupo de jóvenes se gradúe bajo los espesores teatrales de uno de nuestros colectivos más consolidados luego de evoluciones, transformaciones, renovaciones, repeticiones y desplazamientos conceptuales, formales, estéticos, ideológicos, emergentes

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Miguel Moret
Periódico Tribuna de La Habana. 6 de julio de 2019.


La Boda supuso trabajar arduamente en el decir de los actores, pues cada texto es un acertijo, una respuesta, una mirada intensa a nuestra realidad. Dirigir una obra de Piñera, representa un goce inmenso mientras que necesita hondura, investigación y sinceridad del equipo para ser fieles a él y a nosotros mismos

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Flora: Laura de la Uz o Amarilys Núñez
Alberto: Mario Guerra
Julia: Gilda Bello o Yordanka Ariosa
Luis: Liván Albelo o Teherán Aguilar
Actuación Especial: Roberto Gacio (como el Notario)

Música original compuesta y ejecutada por: Aymée Nuviola
Asesoría dramática: Abilio Estévez
Equipo técnico: Teatro Nacional de Cuba
Grabación, Edición y mezcla de sonido: Adrián Torres
Profesora de danza: Luisa Santiesteban
Profesora de canto: María Eugenia Barrios
Productor y Representante: Manuel Antonio Quintans
Confección de vestuario y escenografía: Talleres TECNOESCENA
Diseño de Luces: Tony Arocha
Versión, Letra de canciones, Diseño escenográfico y de Vestuario: Raúl Martín
Dirección General Teatro de La Luna: Raúl Martín


Agradecimiento especial a: Nisia Agüero
Ha sido interpretada por: Mónica Guffanti, Xiomara Palacio, Juan David Ferrer, Déxter Cápiro, Lilian Mauri, Carlos Miguel Caballero, Héctor Eduardo Suárez, Mario Guerra, Ana Gloria Hernández, Grettel Trujillo, Laura de la Uz, Alina Rodríguez, Amarilys Núñez, Gilda Bello, Teherán Aguilar y Roberto Gacio


Sí, habrá boda por segunda vez.


"Como el cadáver, toda formalidad es glacial. Hace castañetear los dientes, helarse las manos y encogerse el corazón".

Virgilio Piñera. La boda


Solemos vivir entre lugares comunes. Por desidia o pereza mental, aceptamos las frases hechas, los obstáculos para el conocimiento, las falsas nociones -ídolos los llamaba Francis Bacon. De pronto nos hallamos en laberinto de equivocaciones. Rilke tendrá siempre razón: en muchos aspectos "la gloria no es más que la suma de malentendidos que se forman alrededor de un hombre nuevo". En el caso del escritor, de cualquier escritor, es cómodo repetir las fórmulas, gastadas por el uso, que han dejado caer sobre él generaciones de críticos descuidados y entorpecidos profesores.

El asunto Virgilio Piñera es proverbial. Después del pavoroso silencio que lo acompañó durante los últimos años de su vida, y continuó durante los primeros de su otra vida, de la muerte, se suele hablar de él como del "gran dramaturgo", el "aceptable narrador" y el "poeta ocasional". Cierto que él mismo contribuyó a estos errores. Pero vayamos a él sin prejuicios y descubramos que el narrador en nada desmerece del dramaturgo y que el poeta lo era en verdad espléndido. Nadie que haya escrito La carne de René es simplemente un aceptable narrador, así como quien haya escrito "La isla en peso", "Vida de Flora" o cualquiera de los poemas de Una broma colosal podrá ser nunca poeta de ocasión. Sus obras de teatro han corrido semejante destino. Electra Garrigó y Aire frío son títulos que se suelen mencionar con las manos juntas y los ojos vueltos hacia el cielo. El flaco y el gordo o El filántropo, sin embargo, y ya puede haber un mohín de disgusto. Son "obras menores", dice el pretendido conocedor pasando rápido las páginas, y la frase es suficiente para que cerremos el libro. Sospecho que va siendo hora de que comencemos a derribar los ídolos que interrumpen el camino hacia el verdadero Virgilio Piñera. En la tentativa inmensa de su obra, ¿son tan menores las obras menores?

Aquí está, por ejemplo, La boda. Escrita en 1957 y estrenada un año después por Adolfo de Luis -a quien tanto debemos en el teatro cubano-, la pieza escandalizó a algunos mojigatos y dejó impávida a la mayoría. ¿Se trataba en realidad de una pieza sin importancia o quizá ocurría que el público de la década de los cincuenta se enfrentaba a una obra que no entendía, que no quería entender? Ahora, en este único presente nuestro, La boda vuelve a tener lugar, es decir, tendremos ocasión de desagraviarla. Disfrutémosla igual que si nunca lo hubiéramos hecho. A poco que comience el delirante discurso, descubriremos que ahí está, en todo esplendor, la "oscura cabeza negadora" que es Virgilio Piñera.

Resulta sintomático que por lo menos en un cuento y dos obras de teatro, se haya ocupado Virgilio de ese trascendental hecho que es la unión matrimonial. La primera vez, por los años cuarenta, en un cuento homónimo, de los primeros que escribió, el que, según propio testimonio le dio idea de que encontraba un estilo personal: en él no se narra; el escritor es observador -como lo será muchos años después para el nouveau roman- y se limita a describir del modo más "frío" y objetivo -¿objetivo? En este cuento se nos hace ver la entrada de la novia hasta el altar y el regreso de ella hasta la salida de la iglesia. La última vez que se ocupó de una boda fue en El no donde una pareja decide no casarse para mostrar así su singularidad, su afán de decidir el propio destino. Entre uno y otra, La boda representa el escalón que no puede pasarse por alto.

Hace unas líneas dije que Virgilio se había ocupado de la unión matrimonial. Merece una precisión: no se trata exactamente de la unión matrimonial, sino de la formalidad que la acompaña. La formalidad. Leamos con cuidado la palabra y se nos descubrirá quizá el verdadero tema de La boda.. En el célebre prólogo a su Teatro completo, "Piñera teatral", el autor quiere hacernos creer que la idea que mueve la obra es: "Las paredes tienen oído". No cabe duda: el otro cumple un importante papel en la pieza, su concepción angustiosa del otro está en ella como en casi toda su obra, el concepto que lo hace encontrarse en un punto con Sartre, cuando ambos deciden que "el infierno es el otro". Pero de ella deriva algo más grave, y es que el otro infernal obliga a las formalidades. En el mundo moderno, o al menos en el mundo en que vivimos y al que cansadamente llamamos moderno, las formalidades ocupan un lugar cimero en la vida de los hombres. La consecuencia es espantosamente evidente: la cosificación de la persona. El hombre convertido en cosa no puede pensar y actuar libremente. En el cuento "La boda" se describe una cosificación; los personajes de El no se niegan a ser cosificados; en La boda se vuelven mártires de la cosificación.

Flora, Alberto, Julia y Luis son víctimas de las formalidades. Da lo mismo si se aman o no: Alberto ha revelado que Flora tiene las tetas caídas, la propia Flora ha escuchado la revelación, y la ceremonia se hace imposible. La formalidad de la boda no se cumple no porque Flora tenga un defecto, sino porque este defecto ha sido verbalizado: se cumple entonces la formalidad de la no-boda, hasta la cremación, el funeral de los trajes, última de las formalidades. La boda se suspende a favor de la reconstrucción de los hechos (los puros hechos, otra clave piñeriana) y deviene en la ceremonia de la cremación de los trajes, enloquecido símbolo de la suprema cosificación.

En tal estado de la sociedad, ¿qué diferencia existe entre los trajes y las personas? Desempolvada, eliminados los pormenores circunstanciales (o acaso la circunstancia sea en esencia la misma) La boda, a pesar de su humor (o gracias a él), se presenta como desgarrador documento del destino de la persona humana en cualquier sociedad donde las formalidades se erigen en obstáculos, enemigas de su realización, de su grandeza, de su plenitud, de su libertad. Aquí está el humanista Virgilio Piñera en toda su altura. Muchos años después de su estreno, Teatro de La Luna presenta La boda para mostrarnos la cosa que podemos y no debiéramos ser.

Abilio Estévez.
Finales de mayo de 1994. La Habana.

 Espacio escénico:
Sala teatral de 8 metros de ancho por 8 de profundidad. Pasarela de lado a lado al fondo, con 1,5 mts. de ancho y 60 cms de altura. Escalera de acceso al centro frente.

Luces: Las existentes en una sala de teatro común.
Sonido: Casetera o grabadora de cinta o CD.
Peso de la carga: 80 Kgs.
Tipo de Público: Adultos
Tiempo de montaje: 4 horas
Duración de la obra: 1 hora, 15 minutos

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