La mayoría de los suicidios ocurren en domingo

Por Miguel Moret Jiménez

Es la propuesta de La Luna y Raúl Martín, con la cual trae, en el contexto de la pasada semana de Teatro Polaco en La Habana, un retrato físico y visceral de la sociedad contemporánea

Trasciende la vida moderna de los seres humanos convulsa, maquiavélica, urdida entre posturas sociales, tribus posmodernas que emigran del trabajo hacia los bares de moda y metas ineludibles para cumplir antes de los 30 años. Pocos escapan de la tentación que resulta construir una máscara diferente a la que traemos y recubrirla con modernos “títulos nobiliarios” mientras dura el efecto de la última inyección de vitalidad.

La mayoría de los suicidios ocurren en domingo es la propuesta de La Luna y Raúl Martín, con la cual trae, en el contexto de la pasada semana de Teatro Polaco en La Habana, un retrato físico y visceral de la sociedad contemporánea. Esta vez la dramaturgia de la polaca Anna Burzynska resulta vehículo expresivo de una anunciación; la premisa nos alerta sobre una realidad que ya corroe nuestras calles. En la obra concurren la música a modo de hilo conductor, la danza cual cuerpo casi etéreo y una visualidad onírica, como si viviéramos por casi dos horas en las pupilas del director. Despiertan en una tela de araña vibraciones, sensaciones y sentimientos encontrados, parecidos e igualmente divorciados en la hostilidad de una vida competitiva. Cohabitan en una habitación dos actores, quienes describen una rutina sutilmente aprendida, mientras la casualidad los desnuda al uno frente al otro.

Clara es interpretada por Yaikenis Rojas, quien aborda las circunstancias con su carisma y veracidad. Despliega hábilmente su amalgama de recursos actorales, su voz llena de colores y matices deslumbra poniendo el toque exacto de comicidad, sin exageraciones ni banalidades. Por otro lado Luis Manuel Álvarez es Nicolás, el actor que resalta por la profundidad de sus inflexiones emocionales. Transita acertadamente desde las reacciones más pequeñas hasta descubrir los desgarrantes conflictos de su personaje.

La música regresa como elemento de alto protagonismo para la representación, esta vez junto a la coreografía en una narrativa intensa y extremadamente sensorial. Al piano Laura de la Caridad, que al mismo tiempo es Alexa, una especie de secretaria electrónica para la pareja. Así la puesta nos enreda en una espiral de carcajeo y desesperación, exponiendo una historia ineludible para el contexto contemporáneo. 

La mayoría de los suicidios ocurre en domingo: Donde el kitsch florece entre barrancos existenciales 

Por Roberto Pérez León 

 Dice el kitsch: “Si lo tienes, presúmelo. Si no, fíngelo”

¡Qué bien que Teatro de La Luna nos haya puesto una obra polaca en la semana de la cultura polaca en La Habana! Se trata de La mayoría de los suicidios ocurre en domingo, de la dramaturga Anna Burzynska, donde los personajes sufren y viven como polacos, sus motivaciones y frustraciones no son más que polacas, proceden de pueblos insignificantes en la geografía polaca y como siempre sucede la meta es la capital y llegan a Varsovia a comerse el mundo.

El montaje no asoma por ninguna parte que la situación dramática tenga visos de traslado o contextualización hacia otra lugar que no sea Polonia. Sin embargo, hay “cubanazos”. Bueno, está bien eso de “perro huevero aunque le quemen el hocico”, pero una cosa es con violín y otra con dicharachos, modismos u ocurrencias gestuales y lingüísticas. Cuando Clara, uno de los personajes, soltó el “¡congélate!” de la protagonista mala de la última novela brasileña en TV también yo me reí, como en las demás ocasiones en que se mete la cuchareta del cubaneo: ¿Para decirnos que estamos viendo un montaje de una obra polaca con intérpretes cubanos? Podría ser. Pero no me convence, siento que con ello se distienden determinadas cualidades dramatúrgicas. No obstante, con La mayoría de los suicidios ocurre en domingo Teatro de La Luna sigue creciendo en mi admiración y respeto como colectivo teatral de sostenida creatividad y operante diversidad estética, fiel al activismo artístico ideológico que caracteriza al grupo como parte participante y auto sostenible del mejor teatro cubano hoy.

La representación que hace Teatro de La Luna es de una práctica teatral esplendente en sí misma; además, tiene un substrato ético-social que puede ser profiláctico y terapéutico en tanto los personajes de esta obra son paradigma de las relaciones humanas controladas y signadas por el kitsch.

El kitsch tiene mucho más que ver con lo filosófico, con lo ético que con lo estético; es una sensibilidad que nos bordea peligrosamente, donde la cita predomina y el manierismo diseña módulos de comportamiento obsesivo. Una emocionalidad incontrolada y exhibicionista es más kitsch que el gato Maneki-neko japonés. El kitsch es un catauro de sensaciones y emociones esnobistas, vicios mentales, criterios mercantilizados, injerencia de lo cósico en el comportamiento humano cotidiano, estereotipos culturales, seducción por las manifestaciones de prestancia y reputación.

Es algo así como si Mesié Julián, que no sabe inglés, que no ha estado en “parí” ni en “broguay”, se empeñe en ser chic y estar incluido en el Almanaque Gotha de la realeza europea.

La mayoría de los suicidios ocurren en domingo trata de los nuevos ricos. Entre nosotros ha sido advertido -desde los tiempos recitados por Luis Carbonel hasta los dueños de negocios particulares de hoy- el afán por aparentar y esconder o borrar y hacer cuenta nueva como parte de cierta dinámica social para alcanzar dinastía. Hasta hubo un decir por ahí que adjetivaba los barrios habaneros, en sus inicios, a través de la gente que los habitaba o pretendían habitarlos: que si La Víbora era de los que fueron y el Vedado de los que quieren ser o Miramar de los que van a ser. Es un molde que se transfiere de época en época y cada uno con sus particularidades. Hoy nos toca consumir. Esa es la bandera que tiene que ondear a todo trapo. El Consumo sirve para medir y mostrar linajes de pacotilla.

En La mayoría de los suicidios ocurre en domingo los personajes de Clara y Nicolás son modelos de comportamientos que arman un espléndido bucle kitsch; funcionan, en la práctica, controlados por la atroz singularidad del Consumo. Consumir como catarsis; parodia de poder y ser; insaciable manifestación de superficialidad.

Estos personajes, cada uno por su lado, evitan confrontar la realidad, posponen el encuentro con la situación real, reprimen la verdad verdadera y se embarcan en un imperativo deseo sentimental sin atender a la razón.

El poder adquisitivo genera en Clara y en Nicolás una falsa conciencia, una actitud síquica disociativa; poder tener dicta necesidades y deseos, es la única posibilidad de existir llegados al punto donde está cada uno de ellos. Porque consumir es lo que más los acerca a la posición que envidian y pretende ostentar. Consumir cosas y casas con confort, estéticamente no dudosas, para sentir que se posee lo máximo, lo “super”, para vivir la espléndida vida de un consumidor aceptado. Formar parte de la pantomima existencial del “nada está de más” del progreso.

Recrear caóticamente a los que hay que imitar. Aparentar pertenecer a otros estamentos económicos, culturales, sociales. ¿Y tu abuela dónde está? Bueno, bajo estos presupuestos existenciales se mueve La mayoría de los suicidios ocurre en domingo, el más reciente montaje de Teatro de La Luna que dirige Raúl Martín. Por cierto, se anunció en tres únicas funciones en la sala Llauradó. ¿Por qué tres nada más? Estamos en ante una propuesta teatral con propiedades que hacía mucho no teníamos todas juntas en un escenario. Me explico:

Cuando veo que se trata de reproducir en escena la realidad cotidiana con pelos y señales, me surgen muchas dudas sobre la calidad artística de una puesta. No me satisface el teatro que reproduzca la vida, me interesa más el que es un acto de resistencia, una invención que se atreve a decir lo que es.

Como no hay telones en nuestras salas de teatro o no se usan nunca, cuando entré a la Llauradó, me “ericé” al ver en el escenario una ducha con agua y todo, una taza de baño con papel higiénico y todo. Me preocupó esa artillería doméstica pese a la impactante composición global del espacio escénico que se mostraba. Y es que delante del inodoro y la ducha se levantaba una enorme tela de araña con una fuerza sígnica tan atrayente que desataba conjeturas sin haber comenzado la representación.

La concepción y realización escenográfica es imperativa en la propuesta espacial y estética de la puesta; la ficcionalización del espacio escénico, concebida por Raúl Martín, demuestra la cualidad heterotópica del teatro. En este trabajo de Teatro de la Luna, desde un mismo plano, se juega con disposiciones asonantes en la composición desde lo frontal hasta el fondo, incluyendo la altura misma del escenario donde se arma un espacio de insospechadas posibilidades dramatúrgicas; allí radica Alexa, el tercer personaje, el que hace que la obra, por su despliegue semántico y semiótico, tenga una fuerza explosiva distintiva.

Sin Alexa, la puesta puedo haber sido un buen montaje de texto con una destacada acción corporal coreografiada. Así que, La mayoría de los suicidios ocurre en domingo cuenta con tres personajes: el de Clara lo hace Yaikenis Rojas y el de Nicolás, Luis Manuel Alvarez; ellos acompañan a Alexa que más que un personaje es un hecho escénico a cargo de Laura de la Caridad González. ¿O es Alexa quien los acompaña a ellos?

Entre los tres se mueve la charada de la historia en esta enunciación escénica de tanta enjundia estética y funcional. Luis Manuel y Yaikenis tienen discursos actorales autónomos pero interdependientes. El da un Nicolás como armónico boceto de hibridez poética; ella, Clara, es epigramática en sus sentencias y narratividad gestual.

Ambos están sobrados en sobresaliente significatividad escénica, a pesar de que estoy hablando sobre la función del estreno donde queda aún por limar algún que otro tropiezo.

Las actuaciones son de una ludicidad maravillosa. La teatralidad infantilizada es un peligro y tendencia imprecisa en casos de montajes para niños; y no es este el caso, pero justamente en este caso, Nico niñea y resulta de encanto al lado de la perspicacia y la agudeza de la Clara. Cada uno por su lado trastea en la naturaleza oculta del otro.

Por su parte y casi aparte, pero como presencia imprescindible, está Laura de la Caridad González, al piano, ella es Alexa. Pero Alexa es un engendro tecnológico que acompaña la cotidianidad de los personajes desde la alarmante artificialidad de un artefacto digital. El piano forma parte del artefacto que es Alexa; y, entonces, Laura de la Caridad Gonzales canta, hace bailar, advierte, recuerda, acompaña a jugar.

Alexa es una delicia de personaje; establece consonancia y disonancias dramáticas en su expresión sonora; no acompaña, ni describe, centraliza desde la objetividad de su emisión la subjetividad de los personajes o a la inversa, según venga al caso. Como componente sonoro Alexa dinamiza dramatúrgicamente, es un impulso dramático en la consecución de las imágenes, los sentimientos y las emociones de Clara y Nicolás.

Alexa es la banda sonora en vivo y en directo; y, sin embargo, parece una sombra, teje complejidad y refinamiento a la puesta, da un cromatismo de disfrutables afectos y efectos.

Existe un magnetismo singular a través de toda la representación dado por la habilidad que Raúl Martín tiene para concebir el encadenamiento de los cuerpos en escena.

Esta vez la ósmosis entre lo danzario y lo actoral es una estructura relacional esencial en la dramaturgia global de La mayoría de los suicidios ocurre en domingo. Los movimientos coreográficos elevan el voltaje de la performance actoral; destellan los cuerpos en una gestualidad nada decorativa ni ilustrativa.

Lo coreográfico pone un agregado a lo lúdico y se siente una dramaticidad implosiva en las actuaciones tanto de Nico como de Clara. El discurso corporal en su expresión coreográfica es tan efectivo como si en realidad se hiciera danza: disloca, perturba. Raúl Martín, además sabe coreografiar y explota el capital corporal de sus actores.

Por otra parte, la cierta desnudez que se maneja en la obra forma parte consistente de la estructura artística, facilita la relación discursiva entre los personajes; el erotismo también contribuye al reconocimiento de esa estructura y ayuda a andar por los rincones de la relación entre Clara y Nico.

La mayoría de los suicidios ocurren en domingo es un acontecimiento en nuestras artes escénicas ya casi terminando 2018. Me hacía falta un suceso de tamaña pertinencia teatral. La red de signos de esta puesta, en su materialización, nos conduce a una visión semiológica donde lo energético es estructurador. Por la intencionalidad y efecto esta puesta es un banquete de sentidos.

Teatro de la Luna, ¡Gracias! 

Ocurre en domingo: Buen teatro danzado. 

Por Mercedes Borges Bartutis

Raúl Martín es uno de los directores de teatro cubano que más vínculos tiene con la danza. No sólo porque posee varias obras donde la danza es protagonista, como La boda, Las siete en punto, El banco que murió de amor y Blanche, aquel hermoso unipersonal que le dirigió a Marianela Boan, sino además porque sus obras de teatro tienen un alto componente danzario sin pretender que sus actores y actrices se vean como bailarines.

Anoche asistí al estreno de …Ocurre en domingo, puesta en escena basada en la pieza La mayoría de los suicidios ocurre en domingo, de la dramaturga Anna Burzynska, que debuta dentro de la Semana de teatro polaco en Cuba. Una actriz, Yaikenis Rojas y un actor, Luís Manuel Álvarez, sostienen el peso de la obra que se completa con el acompañamiento en vivo de la pianista y cantante Laura de la Caridad González.

Una vez más Raúl Martín utiliza el movimiento para que sus actores y actrices disfruten de una partitura física que les permite lucirse en el escenario. Detrás, seguramente, hay un entrenamiento sostenido, hay un camino donde la expresión corporal tiene un papel protagónico. Llama la atención como todo el diseño de movimientos en el espacio está concebido para que los dos, Yaikenis y Luis Manuel, se sientan cómodos; no para que fuercen sus posibilidades físicas de movimiento. Es una especie de danza suave, tranquila, una danza que tiene como único objetivo apuntalar los textos que se van sucediendo en la escena.

Es preciso resaltar el solo de Yaikenis Rojas, quien dice un texto largo, acompañado de los más refinados movimientos del baile flamenco. Evidentemente ha tomado clases, se ha metido en el tremendo riesgo de moverse con soltura en escena y le ha quedado muy bien. Ha resuelto ser una actriz que danza en el escenario y eso no es fácil de lograrlo.

La danza en las obras de Raúl Martín sigue teniendo una importancia capital. Él disfruta de ser un director de teatro que busca consuelo en la coreografía, que ama componer pequeñas frases de movimientos, suerte de soporte para escenas bien escogidas. Dentro de su obra, su teatro–danza, tiene un sello particular; ese que Raúl Martín ha ido labrando a través de los años, contagiándose cada vez más con el movimiento y dejando en cada puesta en escena un sabor de buen gusto; ese condimento necesario al que muy pocos tienen acceso para llegar al éxito.

…Ocurre en domingo todavía puede ser vista esta noche a las 8:30 y mañana domingo a las 5 de la tarde en la Sala Llauradó de la Casona de la calle Línea, en el Vedado. Una excelente oportunidad de disfrutar de buen teatro danzado. 

Vuelve Teatro De La Luna Con La Obra “Ocurre en Domingo” En La Llauradó

Por Mery Delgado

Teatro de la Luna, bajo la dirección de Raúl Martín vuelve a la sala Adolfo Llauradó de la Casona Teatral Vicente Revuelta, de la calle Línea, con su obra Ocurre en domingo, puesta que tuvo excelente aceptación de público en su estreno.

Este título iniciará su temporada hoy, viernes 22 de marzo, y se mantendrá en cartelera durante los fines de semana de marzo que restan, y también todos los del mes de abril, en los horarios habituales de la sala Llauradó.

Por tercera ocasión Raúl Martín y Teatro de la Luna abordan un texto polaco que en esta ocasión corresponde a la dramaturga Anna Burzynska, cuyo título original es La mayoría de los suicidios ocurren en domingo.Yaikenis Rojas Cardona y Luis Manuel Álvarez asumirán esta versión. Ellos por primera vez interpretan una obra polaca, y para eso se han dejado llevar de la mano de su director, confiados en su experiencia con esta literatura europea.

El director de Teatro de La luna vuelve a defender el trabajo de los actores y la música en vivo a cargo de la pianista Laura González en esta puesta.

Como una novedad del montaje, Martín ha incorporado a su historia a Alexa, un dispositivo que hay en muchos países que funciona como un asistente del hogar para las personas que están conectadas a internet todo el tiempo y les facilita la hora, la fecha, el tiempo, las compras por Amazon y así una serie de facilidades que este personaje robótico le estará aportando a la puesta en escena.

La obra ocurre en Polonia, después del cambio drástico del sistema donde aparece esta nueva clase que se hace rica de un día para otro a través de ciertas habilidades. Sus personajes -abunda el director- son los llamados nuevos ricos que están despojados de toda espiritualidad, farsantes que aparentan un status que no tienen ya.Raúl Martín agradece al curador de las Semanas de Teatro Polaco, el dramaturgo Reynaldo Montero, quien siempre ha sabido escoger buenos textos para su grupo como La primera vez o Matrimonio Blanco, y ahora este que ha sido muy bien recibido por el público y la crítica.

Y subraya que de muchas lecturas dramatizadas ha salido el interés por montar las obras polacas.

“Yo tengo que pasar por un proceso de ver la obra -reflexiona Martín. Hago una tercera lectura, una cuarta, y cuando me imagino y veo la obra, en el espacio está resuelto el problema. Así hago con las obras de teatro alemán también”.

De igual manera agradece a Reynaldo Montero y su gestión “el haber conocido una dramaturgia que no hubiera llegado a nuestras manos de otra manera, la escena cubana se ha llenado de otra visualidad, de otra forma de asumir los textos, de otra estructura dramática, de otros conflictos y de otra filosofía.

Le comento a Raúl Martín que, a diferencia de otros directores, él mantiene en su repertorio vivo a estas obras foráneas, que no es un esfuerzo de tres días si no que las retoma y hasta las hace viajar por el país.

“Esta es una obra de la cual estoy enamorado, y del trabajo de los dos actores. La he montado en un mes, en la salita de La Madriguera. Fue un trabajo intenso, pero como es con dos actores fluye mejor el proceso”. 

LA CAÍDA DE LA CASA EN DOMINGO (Fragmento)

Por Frank Padrón

Estrenada durante la más reciente jornada de la cultura polaca entre nosotros, la pieza teatral de la exitosa dramaturga Anna Burzynska se inspira en los cambiazos acaecidos tras 1989

Estrenada durante la más reciente jornada de la cultura polaca entre nosotros, la pieza teatral …Ocurre en domingo conoció afortunadamente una nueva temporada.

La exitosa dramaturga Anna Burzynska se inspiró aquí en los cambiazos acaecidos tras 1989 en su país —extensivo a todos los miembros del este europeo—cuando muchos profesionales treintañeros quisieron «jugar» enseguida al capitalismo en duro.

Viviendo de las apariencias, globalizando incluso los sentimientos más personales y trastocando valores en pro del suceso económico y social, el matrimonio que centraliza una obra, cuyo título original es incluso más largo (La mayoría de los suicidios ocurre en domingo) no quiere reconocer el verdadero fracaso que signa sus respectivas existencias cuando el despido aparece en sus trabajos; entonces la amargura, la frustración y el desaliento dejan huella en todas las esferas de sus vidas, incluyendo las eróticas.

La perspectiva lúdicra elegida por la autora implica el cinismo, la ironía y hasta el sarcasmo con el que no solo contempla sino teatraliza la relación de esta pareja, que a través del juego, la reiteración de acciones y las máscaras que ocupan el principal escenario de sus vidas (hasta que caen sin remedio) intentan en vano escapar de la absurda red que les envuelve.

En la lectura de Raúl Martín y su Teatro de la Luna se privilegia la estructura cíclica del relato, los diálogos que parecen representar a la serpiente mordiendo su propia cola y la asfixiante atmósfera de un mundo cerrado y sin salida. De ahí que la gran telaraña que preside el escenario, en una casa que ha dejado de ser, sin embargo, un hogar, tenga tanto que ver con la esencia de la letra.

Tanto los movimientos de los dos únicos actores (realmente tres si contamos a la «secretaria electrónica»-pianista, Alexa, asumida por Laura de la Caridad González, quien acentúa el mecanicismo de la relación), las conversaciones rutineras como los recursos escénicos acentúan la perspectiva dialógica de la trama, encaminada a la reflexión. El desempeño de Yaikenis Rojas y Luis Manuel Álvarez figura sin dudas entre lo más significativo de la puesta, al entablar un verdadero combate de encubrimientos y complicidades.

…Ocurre en domingo es definitivamente otro notable punto en la trayectoria de Teatro de la Luna. 

Ocurre en domingo o “lo que realmente somos”

Por Kenia Méndez Mederos

Ocurre en domingo, la más reciente propuesta de Teatro de La Luna volvió a las tablas en el marco de la decimoctava edición del Festival de Teatro de La Habana. La puesta, que nos llega de la mano de Raúl Martin, está basada en la obra La mayoría de los suicidios ocurre en domingo de la dramaturga Anna Burzynska.

Clara (Yaikenis Rojas) y Nicolás (Luis Manuel Álvarez) son pareja, ambos proceden de pueblos lejanos y poco importantes de Polonia, han llegado a la capital para “salir adelante” y de momento parece que lo han logrado. Buenos empleos, un apartamento acomodado y Alexa —la asistente “virtual” que los acompaña y que tanto aporta a la propuesta escénica— dan fe de ello. Todo parece estar bien, el momento de ruptura llega cuando se descubren incapaces de disfrutar un domingo.

“Por fin vamos a tener el cabrón tiempo, el día de la verdad”, dice uno de ellos para anunciar el momento que los descubre: se han construido otras historias, que hablan de otras vidas; han pretendido ser en función de lo que han logrado tener; han renegado de sus raíces y, sobre todo, han mentido una y otra vez para cubrir cada línea de sus biografías que pudiera delatarlos. Ya no saben cómo vivir de otra manera: esos trabajos, ese dinero, ese piso, esas ropas y zapatos, es todo lo que son.

Hablar de valores, de nuevos ricos, de los medios que utilizamos para progresar, de lo ético y lo oportuno, de lo simple y de lo realmente importante es apenas uno de los aciertos de esta obra. Ver Ocurre en domingo también implica mirarnos desde nuestras relaciones, prioridades y tiempos, mirarnos para pensar en lo que realmente somos.

Sobre las intenciones y aportes esenciales de la obra, La Jiribilla conversó con su director Raúl Martin:

La obra habla de un contexto otro ─que creo bien podría ser el nuestro─, de cualquier forma y atendiendo a las nuevas formas de empleo y usos del tiempo en Cuba, ¿qué aporta al espacio nuestro, a los cubanos con varios trabajos, a los cubanos sin tiempo?

Aporta, sobre todo, una mirada irónica y crítica hacia una clase social que ha surgido con fuerza en Cuba. En Polonia, en la década de los 90; en Cuba en este siglo. Eso y el hecho de ser un conflicto humano, universal, de la relación de pareja versus sociedad, trae la obra a nosotros inevitablemente. El factor tiempo para los cubanos tiene una significación especial. La espera es, hace muchos años, protagonista de los días de los cubanos. La falta de tiempo irrumpió de golpe. Esta combinación antagónica es un conflicto que acerca la obra a la realidad acusatoria.

Hablar de valores, volver a las esencias, hacer que la gente se mire reflexivamente desde una perspectiva que supere la relación de lo bueno y lo malo, es y será un reto, ¿qué ha logrado Ocurre en domingo en este sentido? ¿Qué les dice el público?

Ya sabemos que el teatro no cambia el mundo ni la naturaleza humana, pero si puede aportar, como muchas artes, la posibilidad de sentirnos retratados, poner el dedo en la llaga, exponer el conflicto y hacernos pensar. Eso sí ha pasado con la obra. Lo ha comentado el público habanero y también sucedió en Ecuador cuando asistimos al Festival Internacional de Teatro de Manta. La frase “¿Qué vamos a hacer ahora?”, cuando la pareja se percata de que deben pasar un domingo en casa; y lo que esa frase desencadena; remueve al espectador porque los implica en una historia propia, cercana o, al menos, reconocible: la historia de los valores perdidos. Una pérdida que despoja de motivaciones humanas a una pareja que se percata de que, si lo material se derrumba, la relación se desploma. 

“La mayoría de los suicidios ocurre en domingo”

Por Roger Fariñas Montano

Cada vez se hace más difícil hallarme ante un montaje teatral que se reduzca a lo básico, lo esencial; un acto deseoso por descolonizarse y escapar de la frivolidad, el artificio fútil, la comedieta nacional, la imagen burda de lo que somos y que algunas experiencias insisten en mostrar tozudamente al mundo. Este es un impulso de agradecimiento a un suceso que durante el 18 Festival de Teatro de La Habana 2019, en la sala Adolfo Llauradó, Casona Teatral Vicente Revuelta, ha sabido escapar de tales exuberancias: Ocurre en domingo, dirigido por Raúl Martín con su Teatro de La Luna, y la entrañable mirada escénica que ha realizado a partir del texto La mayoría de los suicidios ocurren en domingo, de la dramaturga polaca Anna Burzynska.

Una pareja, Clara y Nicolás, detesta el domingo porque les resulta extenso, aburrido, un día martirizador que no debería existir. Quizá sea lo único en que ambos, provenientes de pueblos pequeños y asentados en la clase rica de alguna gran ciudad, logran ponerse de acuerdo; ello permite entreverles como una relación desprovista de comunicación. Llevan seis meses conviviendo juntos en un lujoso apartamento, momentáneamente pueden pagarlo y gozar, además, de los servicios de una asistenta virtual, Alexa, «lo último en el mercado tecnológico». Pero entre cenas de trabajo con empresarios, asuntos urgentes, tanto viajar por negocios, etc., solo pueden encontrarse el domingo. Lo objetivamente contradictorio para Clara y Nicolás sale a la luz cuando sumidos en la pereza de este domingo en específico afloran secretos ocultos de sus pasados y su presente: ella le confiesa que hace tres meses ha perdido el trabajo, fingiendo ir cada día a laborar, cuando, en realidad, ha estado vagando por bares de la ciudad, encubriendo la verdad solo para no perderlo a él; él también termina confesándole que perdió su empleo hace unas semanas y están en la ruina.

Raúl Martín ya había atrapado mi atención con los espectáculos anteriores: El dragón de oro, Los siervos y Delirio habanero, y coincidiremos en que es un director penetrante, peculiar. Se puede hablar hoy de una poética de este director con su Teatro de La Luna, donde la limpieza de sus partituras coreográficas, la locución fluida y al mismo tiempo trasfigurada en la composición de imágenes estilizadas, y la inclusión de la música en vivo en función de la subestructura dramática le propician a la representación cierto extrañamiento tanto en su visualidad como en el gesto sensorial que resultan muy atractivos. Ocurre en domingo me atrajo especialmente porque es fiel a esa poética, donde el director ha conseguido poner el texto en función de sus intereses conceptuales, aplicándole al argumento polaco una sutileza realista que opera de manera trasunta dentro de la cartografía metateatral de un montaje que a todas luces escapa del realismo y de lo convencional.

Estamos ante una dramaturgia espectacular que se (re)compone desde lo onírico, toma como soportes temáticos diversas situaciones cotidianas, desde una estilización que es «extrañada», la hiperboliza, creando una dualidad de percepciones muy heterogénea. La hibridez de la narración, la superposición de espacios y tiempos, las múltiples capas genéricas del lenguaje, transmutan en la dramaturgia los disparadores referenciales e intertextuales necesarios para la representación de una historia actual que ratifica que la vida tiene ciclos que se repiten firmemente en cualquier lugar del mundo. Ello le brinda, además del agradecido humor de situación que hace gozar al espectador, una praxis filosófica muy sólida que evita el chiste banal.

Sin llegar a adjudicársele genéricamente como danza-teatro o teatro musical, a Ocurre en domingo no le faltan coreografías ni música interpretada en vivo, recursos apropiados a la maquinaria dramática que consiguen –estableciendo una comunicación más sensorial que directa– tensionar los sentidos del espectador. En general, los momentos danzados proporcionan placer en los movimientos y consiguen desnudar en profundidad la humanidad de estos personajes; no obstante, en determinados momentos, si bien son los menos, esa expresión corpórea pierde vitalidad y da la impresión de un gustillo a rutinas arcaicas. Por otra parte, la encantadora voz de Alexa (Laura de la Caridad González) estremeció el auditorio al acompañarse ella misma al piano, en la interpretación de la música original y de las versiones para el montaje.

Hace un momento hablaba sobre la estilización, y vuelvo al término porque se ajusta a la visualidad escenográfica de la puesta en escena, concebida por el propio director. Con ciertos tintes alegóricos, la visualidad se compone de una enorme tela de araña que atraviesa el escenario a todo lo ancho y alto. Por momentos hará función de una cama estilizada, donde muy a menudo veremos a los personajes acostarse-incrustarse en ella, como moscas atrapadas en la desidia, el aburrimiento, el sexo, la ostentación, temerosas de un victimario sigiloso y al acecho: la lamentable realidad que los ciñe. Se puede apreciar a través de la tela de araña, al centro-fondo, una especie de tarima alta desde donde Alexa le pone banda sonora a la vida de los protagonistas. A nuestra derecha podemos visualizar un «lavamanos», una taza de baño y un espejo; a la izquierda, una bañera y una ducha. Dos columpios en proscenio, uno en cada lateral, completan la visualidad y, a juzgar por la utilidad escénica que le otorgan, pienso en una canción infantil que es aplicable, como recurso intertextual, al concepto de puesta: dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña…

Este relato trágico contemporáneo coquetea, no exento de cierta dosis de parodia, con grandes obras universales, donde dos amantes deciden suicidarse juntos y eternizar su idilio. Pero frente al montaje de Ocurre en domingo, generador de empatía, de debate y que conecta con el público, no podemos quedarnos con la idea de que estamos ante una de esas historias de amor idiota en la que los amantes, al estilo de Hollywood, terminan quitándose la vida por tal móvil pasional. Es innegable que existe un fondo político dinamitando la trama, con la cual la lectura escénica de Martín es muy consecuente, y me hace pensar en una frase brechtiana: «El deber del artista no es el de mostrar cómo son las cosas verdaderas, sino el de mostrar cómo son verdaderamente las cosas». El suicidio aquí es un gesto de rebeldía de estos jóvenes ante la depresión y la imposibilidad de escapar del demoledor sistema capitalista y el caótico (des)orden social al que se sienten confinados. Es lo que me hizo ver encima del escenario a actores «bestias», pura memoria viva en un montaje fuerte, inteligente, sublime, perturbador desde lo político y lo ético. Burzynska/Martín perciben en estos jóvenes un símbolo de la sociedad actual, una perspectiva visible de nuestro tiempo.

Una escena que disfruté mucho se localiza hacia los vistazos finales de la representación en el momento en que Clara y Nicolás, en una especie de danza contemporánea con dinámica aletargada, se suicidan. Mientras ocurre este suceso, Alexa interpreta en vivo, con tono agonizante, de reminiscencia solemne, una versión escalofriante del clásico I will survive, en un ambiente de iluminación tenue, desmitificando la versión de Celia Cruz –ampulosa y optimista–, y donde solamente advertimos las figuras de los amantes, exiguas y danzantes, tomadas de las manos y cayendo en el abismo, en aquella enorme tela de araña.

La actriz Yaikenis Rojas deslumbra en la interpretación de Clara, es consecuente a la hora de descifrar sus entresijos sicológicos y exponerlos a plenitud. Aún deberá cuidar las imprecisiones al enunciar determinados textos, específicamente cuando, por momentos, el ritmo de las situaciones más jocosas la traicionan y conllevan al ahogo en el final de frases que resultan ininteligibles. La actriz le concede un singular resplandor de simpatía y sátira a la obra, que los espectadores sabemos agradecerle. A Rojas habrá que prestarle mucha más atención de ahora en adelante, tiene un exquisito dominio del gesto y una expresividad espontánea que hacen que su trabajo sea disfrutable. En tanto, Luis Manuel Álvarez "Bangán" es un actor que, lo confieso, ha superado expectativas. Lo he visto en el cine y su trabajo me ha parecido bastante discreto, pero aquí ha lucido sobresaliente. Es un actor somático, que sabe cómo moverse con frescura por el espacio, a tono con la articulación genérica de la puesta, capaz de fundir toda esa fisicalidad con los momentos afectivos que el relato le demanda. Bangán encarna a Nicolás de manera impecable, lleno de matices, especialmente en lo que se aprecia en la euritmia sicológica, motivo por el cual logra implicar y sensibilizar al público, junto a su compañera, con sus miedos y preocupaciones más íntimas.

Ocurre en domingo atenúa la trepidante necesidad y la avidez por encontrarnos con propuestas dignas en la cartelera capitalina de estos últimos tiempos; también es la carta de presentación en Cuba de la autora Anna Burzynska; y, por último, es el regreso de Raúl Martín y Teatro de La Luna a los escenarios cubanos que tanto lo demandan. Ocurre en domingo es la apoteosis, el dilema visceral de estos seres-personajes que emerge de las esencias humanas en medio de un pacto macabro con los supuestos valores de un entorno capitalista competitivo. En definitiva, un llamado de alerta, como aquel en la agónica voz de Alexa en I will survive, de que la mayoría de los suicidios ocurren en domingo.

Notas
Bertolt Brecht: «Nosotros, hijos de una época científica, tenemos que asumir una posición crítica frente al mundo. Frente a un río, nuestra actitud crítica consiste en su aprovechamiento; frente a un árbol fructífero, en injertarlo; frente al movimiento, nuestra actitud crítica consiste en construir vehículos y aviones; frente a la sociedad, en hacer la revolución. Nuestras representaciones de la vida social deben estar destinadas a los técnicos fluviales, a los cuidadores de árboles, a los constructores de vehículos y a los revolucionarios. Nosotros los invitamos a que vengan a nuestros teatros, y les pedimos que no se olviden de sus ocupaciones (alegres ocupaciones), para que nos sea posible entregar el mundo y nuestra visión del mundo a sus mentes y a sus corazones».

© Copyright 2024 Teatro de la Luna - All Rights Reserved

No Code Website Builder