Teatro de la Luna en el camino de hoy

Por Roberto Pérez León Portal Cubaescena.

23 de septiembre de 2025

En la sala Llauradó está Teatro de la Luna hasta el domingo cinco de octubre, siempre a las cinco de la tarde, con la puesta en escena de El camino de hoy, obra que puede inquietar de manera risueña. El autor de esta pieza es una presencia clave en el teatro alemán contemporáneo.

Igor Bauersima, dramaturgo de origen checo radicado en Suiza desde donde emprendió una singular trayectoria que ha renovado, con sorprendentes y precisas estructuras dramatúrgicas, tanto al teatro suizo como el alemán. Su obra El camino de hoy, escrita en 2000, ha tenido más de un centenar de montajes internacionales a los que se suma este que tenemos en la Sala Llauradó con el sello de Teatro de la Luna.

La puesta en escena disfruta del lujo compositivo que caracteriza a Raúl Martín como director. El montaje revela una caudalosa forma de significar espacios y relaciones escénicas que pueden ir de la ficción al distanciamiento.

Las cualidades del movimiento escénico denotan el giro corporal de las actuaciones que muestran valores no adjetivos sino adverbiales por la eficacia de los ritmos de poderosas gravitaciones que engendran efectos y causas sin subordinaciones.
El sentido de la representación está ungido todo el tiempo que dura la función por el movimiento encarnado de dos actrices que dialogan, sin máscaras y por trasparencias, en un intento por fusionarse.
El camino de hoy es una versión que me atrevo a calificar netamente cubana. Yaité Ruíz Lias y Minerva Romero logran destilar la médula filosófico existencial de la obra, a través de enunciaciones verbales y gestuales que hacen que sus actuaciones gocen de vigores donde la teatralidad es una ululante germinación estética.
La excelencia de esas actuaciones tiene sorpresivas líneas de fuga que atraviesan la trama de la obra enmarcada en la urgencia existencial de dos jóvenes que quieren suicidarse y lo preparan todo. Pero las divinas travesuras de la naturaleza, a través de estelares acumulaciones de luces de una aurora boreal, les genera un súbito telúrico.

Yaité Ruíz y Minerva Romero considero que rehacen el texto de la obra que a su vez es una versión del original concebida por Raúl Martín. Ellas venciendo determinismos, apelando a las atmósferas tensionales de sus personajes consiguen dimensiones visuales y emocionales desmesuradas que como chispazos quebrantan el espesor de lo dramático. Entonces me atrevo a percibir efluvios risibles, kitsch, desbordes discursivos, excesos narrativos que desarman la resolución del drama. Y hasta dan ganas de subir al escenario y abrazar a Minerva y a Yaité como lo hacen ellas entre ellas.

La puesta en escena de El camino de hoy a partir de la obra Norway Today de Igor Bauersima que hace Teatro de La Luna con dirección de Raúl Martín es una lograda práctica escénica que entrelaza teatralidad y danzalidad: el cuerpo actúa y la acción baila en un espacio escénico que concibe Raúl Martín sin féferes ni abalorios, sin simulaciones naturalistas.

El espacio escénico en El camino de hoy es de una alteridad extraordinaria. Espacio fragmentado, móvil, virtual. Espacio logrado por el empleo creativo de simples tecnologías que expanden o contraen definidas concepciones arquitecturales entre la fisicalidad del mismo espacio y la de los cuerpos en escena.
La alteridad del espacio escénico en esta puesta es paradigma de la relación entre el concepto de heterotopía (Foucault) y el teatro como lugar de condensaciones espacio-temporales, como “espacio otro” ante los espacios normativos. Pero espacio real con su propia lógica, con su autonomía, superposiciones, escenario simbólico, dispositivo de sentido.

Un elemento a tener muy en cuenta en la heterotopía escénica de El camino de hoy es la concepción sonora que adquiere un nivel catalizador. La música original y arreglos, ejecutados en vivo por Edel Almeida Mompié, es un vector del diseño del montaje activador de la ritualización al marcar umbrales y pasajes, transiciones, idealizaciones, nostalgias.

La música que ejecuta discretamente Mompié congrega memorias. Desde lo sensorial los espectadores quedamos inscritos afectivamente. La música funciona como oasis de vibrantes experiencias reactualizadas por la puesta en escena y se convierte en un eje de la dramaturgia.

También con esta puesta en escena, Raúl Martín sobresale entre nuestros directores por su intrépida y no polarizada concepción de la escritura escénica. Sus puestas son “cosmos en miniatura”. Sus energías intelectuales azuzan su inventiva. Sus provocadoras corduras ideo-estéticas tienen el valor de la realización. 

El camino de hoy

Vivian Martínez Tabares
Comentario en Radio Metropolitana (Fragmentos) 20 deSeptiembre de 2025

(…) El camino de hoy, en adaptación y montaje de Raúl Martín, toma como base el texto teatral “Norway Today” de Igor Bauersima (…) felizmente se estrenó a teatro lleno y con excelente acogida de los espectadores en la Sala Adolfo Llauradó.

En(…) la pieza original (…) inspirada en testimonios reales, dos personas, un hombre y una mujer, se conocen a través de las redes, desde las cuales Julie busca a alguien que esté dispuesto a acompañarla para morir juntos. El reclamo de la mujer sin urgencia ni demasiado drama nace del descubrimiento que ella misma ha hecho del estado al que la ha conducido la soledad. Pero se siente mejor sola que con nadie, nada la entusiasma ni tiene perspectiva alguna de futuro y ha planeado irse a un fiordo de Noruega, con alguien que comparta sus deseos, para lanzarse al vacío y terminar una existencia aburrida, llena de hastío y desinterés.

Raúl Martín había leído la pieza y había dirigido su lectura en una jornada de teatro alemán, hace varios años, lo que lo había motivado a montarla, pero no había tenido ocasión de hacerlo hasta hoy. El director del Teatro de la Luna optó por convertir al dúo de personajes en dos mujeres y lo compuso con dos de las actrices que le han acompañado en muchos de sus trabajos: Minerva Romero y Yaité Ruíz, quienes asumen a Julie y Augusta, cuyos nombres evocan los meses más cálidos del año en el hemisferio norte y en contraste en medio del frío glacial.

Finalmente se conocen para consumar su decisión.
Han entablado contacto virtual y a través de él han intercambiado información y fotos, lo que ha convencido a Julie de que la otra esta apta para llevar adelante con ella el proyecto liberador frente a una vida que no le significa nada y Augusta ha reafirmado también su deseo de ser su acompañante al sentirse presa de un fuerte vacío existencial.

Ya de frente al abismo, en una instancia en la que ambas demuestran forcejeos diversos en sus fueros internos, con el pretexto de recordar a la familia, de dejarles mensajes de despedidas o afanes por pensar más en determinados hechos vividos; hay amagos de apetencias sexuales y manifestaciones de amor más duradero cuando la irrupción de una aurora boreal, con su fugaz y espléndida belleza, las deslumbra y hace renacer en ambas una sensación humana parecida a la esperanza.

Yaité Ruíz y Minerva Romero son eficientes cómplices en esta aventura que nos pone frente a un examen de revalorización de la existencia; cuando el mundo todo atraviesa una crisis civilizatoria que sostiene guerras destructoras que acaban con multitudes de seres humanos y culturas, en pos de riquezas y cuando la comunicación humana verdadera se ve tan afectada por el influjo de artefactos en los cuales buscamos ante todo aprobación efímera, pero perdemos contactos esenciales en la vida.

Con las lágrimas y las ocurrencias de Julie y Augusta, entre las cuales no faltan notas de humor; podemos mirar, a distancia, algunas de las propias crisis que cualquiera de nosotros puede padecer por una u otra razón. Y hasta avistar alguna luz que los rigores de la vida cotidiana a menudo no nos dejan ver con facilidad. Porque “El camino de hoy” indaga con delicada sutileza en el valor de la vida y en los retos inevitables que cada trayectoria supone.

(…) Yaité Ruíz se lució en precisión y en encontrar y mostrar el tono justo en el diseño de su carácter más vulnerable y también en las tareas prácticas de despliegue de los telones blancos que, como únicos elementos escuetos, a tono con los tiempos materiales que vivimos, son capaces de crear una bella y gélida atmósfera para la trama; diseñados por Raúl Martín, como el sobrio vestuario de las dos mujeres, una en tono de gris y la otra en marrón oscuro, consiguen, junto con las luces, un clima dramático íntimo y hermoso.

Y una virtud más de esta puesta en escena lo es la presencia viva del joven compositor y tecladista Edel Almeida Mompié, capaz de seguir el hilo de la acción y las curvas dramáticas con alta eficiencia y con tanta vitalidad que a veces nuestra vista se mueve al costado izquierdo del proscenio atraída por su virtuosa sonoridad al mismo nivel de la presencia viva de las sensibles actrices.
¡Bravo por el equipo del Teatro de la Luna por traer luz a nuestros tiempos! (…)  

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