La Mamá que agradecemos
Por Ana María Domínguez Cruz
La Jiribilla. 26 de octubre de 2023
Niña y Niño no conocen el mar. No han visto más allá de las paredes oscuras de la torre en la que viven. No comen más que sopa y carne de conejo y no se atreven a desafiar a su Mamá. Ella es quien los aparta de la biblioteca, porque es ella quien debe contarles los cuentos… Ella es quien les dice cómo dormir, cómo comer, cómo caminar, cómo obedecer… Ella les habla constantemente del enemigo, la bestia, el iguandrago, ante el cual deben saber defenderse aunque nunca el momento crucial llegue. Niño le teme a Mamá y Niña es rebelde, osada, retadora. Desea escapar y escapa, sin embargo, regresa. “Somos débiles los dos… Yo siempre regreso y tú nunca te vas”, le dijo a Niño. El trágico final lo libera a él, porque se atrevió a salir de la torre y salir a conocer el mundo, a oler el mar....
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Publicación de Abel González Melo.
Facebook. 11 de agosto de 2023
Ha sido un disfrute mi reencuentro con La Habana teatral esta noche: “Mamá”, sorprendente texto de Raúl Alfonso, dirigido con firme pulso por una de las personas que mejor conoce la obra dramática de este autor, Bárbara Domínguez.
Se trata de una producción de Teatro de la Luna, protagonizada por Mayra Mazorra (Maya Perez), a quien resulta todo un lujo ver tan plena sobre el escenario, junto a los jóvenes Daniel Triana (Danielito Tri Tri) y Ana Flavia Barrios. Raúl Martín, fundador y emblemático director de la compañía y diseñador él mismo, crea estimulantes atmósferas de luz, imponiéndose a la precaria dotación técnica de la sala El Sótano....
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Mamma mía!
Frank Padrón Nodarse
El Caimán barbudo. 21 de agosto de 2023
La breve temporada de Mamá, puesta de Teatro de La Luna sobre pieza de Raúl Alfonso, nos acercó tanto a una obra de fina y sólida raigambre dramática como a una puesta que supo leer en los complejos intersticios y subtextos de una escritura que va develando cepas y un crecimiento admirable en su corpus , en la línea de un José Triana o un más cercano Abilio Estévez...
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“Mamá”, la primera resurrección de Raúl Alfonso
Una nueva puesta de la obra trae de vuelta al desaparecido artista, con toda su hondura contradictoria.
Por Alex Fleites. Oncuba. 8 de noviembre de 2023
Es una farsa con un poso amargo, de tragedia. O, más bien, una pieza de teatro recorrida por la amargura, sostenida por la amargura, pensada desde la amargura.
Una madre y sus dos hijos viven aislados del mundo, en una burbuja de tiempo y espacio que los debe preservar de cualquier peligro proveniente del exterior, sustantivo que, en este caso, se refiere a todo lo que no sea la llamada célula fundamental de la sociedad. Allá afuera, según le inculca la matriarca a su descendencia, todo es hostil, pernicioso, incontrolable....
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Madre: Mayra Mazorra
Niña: Ana Flavia Barrios
Niño: Daniel Triana
Diseños de vestuario, escenografía y afiche: Maikel Martínez
Coreografía: Mailyn Castillo
Diseño de luces: Raúl Martín
Confección de vestuario: Maikel Martínez y María Gutiérrez
Asesores: Raúl Alfonso, Carlos Díaz Alfonso y Raúl Martín Ríos
Asesoría musical: Alba Liria Shand
Asistentes de dirección: Yanko Marrero y Liesnel Reyes
Fotografías y videos: Ismario Rodríguez
Producción: Yanko Marrero
Diseño de banda sonora, dirección y puesta en escena: Bárbara Domínguez Corrales
AGRADECIMIENTOS: Amalia Infante, equipo técnico-artístico de Teatro El sótano, Centro de Teatro de La Habana, Marvin Yaquis, CNAE, Carlos Díaz, Teatro El público, Raúl Alfonso, a los dos José Luis de TECNOESCENA,
Dirección general del Teatro de la Luna: Raúl Martín Ríos
Mamá y los monstruos
Escribí Mamá en 1995, de manera que la pieza tiene casi 30 años de existencia. Lo
hice para una compañía llamada Teatro en las Nubes. Estos artistas, dirigidos por Rolando Tarajano, estrenaron la obra. Aquel montaje enriqueció el texto y me llevó a volver sobre algunos pasajes del mismo, cosa que agradezco. Cada montaje, si escarba en los entresijos de las palabras y los silencios, escribe una y otra vez los textos.
Mamá ha tenido varios montajes, dos en Cuba, de los cuales uno de ellos fue realizado por mí con mi grupo de estudiantes de la Escuela nacional de teatro, en el año 1998, y un tercero en México, del que sé bien poco pues la escasa documentación que conservaba la extravié en uno de mis tantos trasiegos por este mundo.
Esta nueva puesta en escena, ahora realizada por Teatro de la Luna, una gran compañía con mucho buen teatro en su haber, es una vuelta a mi pasado teatral y la confirmación, dada por el tiempo, no por mí, desde luego, de la vigencia de la obra en nuestro presente. La puesta en escena aporta nuevas visiones y nuevas formas de decir, interpretar y sentir el texto. Más despojado que las anteriores, el montaje de la luna nos enfrenta a un mundo en el que apenas queda nada de lo que alguna vez hubo. Un mundo de pobreza y harapos, consignas y violencia, atmósferas paranoicas y terminales en las que los hijos ven secarse su juventud y en las que la madre, eterna y omnipotente, nunca envejece.
Algún comentarista apuntó, en un día cualquiera hace 28 años, que la historia que contaba Mamá era predecible. Me pregunto qué problema hay con esto. ¡Ojalá y lo hubiera sido! Quizás habríamos salido ya de tantos pesares y tanta pobreza y maldad cotidianas. Quizás hasta fuéramos un poco felices en nuestra isla, esa que nos pertenece a todos por derecho propio. Pero no fue así. Desafortunadamente, Mamá, más que predecible, que bien poco interesa esto a la vuelta de los años, recordemos que no siempre se trata de lo que se cuenta sino de cómo se cuenta, ha sido premonitoria. Y esto sí que es aterrador.
El texto juega con elementos de algunos cuentos infantiles: monstruos, miedos atávicos, cierto tono salvaje en algunas escenas… Es también una farsa, y, como toda farsa, tiene un fondo trágico. La obra bebe de autores como Virgilio Piñera, Rolando Ferrer, Abilio Estévez y Salvador Lemis, entre otros, también de algunas historias y cuentos del teatro y la literatura universal.
La fábula del Iguandrago y los ratones me la contó mi gran amigo Oscar Viamontes, en su apartamento del Vedado. Esta fábula, años después, se convirtió en obra de teatro. En primer lugar, yo tenía interés en mostrar una experiencia personal vinculada a ciertas formas de maltrato familiar, luego, fui descendiendo a los infiernos del abuso, el delirio y la mentira de los totalitarismos, capaces de cualquier cosa con tal de perpetuarse en el poder para continuar vampirizando a sus víctimas.
Los que hemos vivido un poco conocemos bien de esos discursos estentóreos cargados de promesas de futuro. Sabemos que ese futuro es más inalcanzable que la línea del horizonte. Conocemos la vigilia, la férrea vigilancia y las peleas al estilo cromañón contra ejércitos fantasmales. Sabemos también, y esto es muy doloroso, que no siempre es saludable retornar a pecho descubierto, confiando en nuestra buena voluntad, para librar a los que amamos de sus verdugos. Desafortunadamente, muchos de ellos también se han contagiado. ¡Pobres!
Si regresamos desprotegidos acabarán despedazándonos. Y esto también sucede en la obra.
Por supuesto, nada es blanco o negro, hay infinidad de matices y experiencias. El teatro, porque aquí estamos hablando de teatro, es infinito y plural, vivo y cambiante. En esto radica su fuerza, su belleza.
No niego la fuerza salvadora del amor con toda su luminosidad y expansión, pero el amor por sí solo no puede salvarnos. Hay que amar, sí, pero también hay que luchar contra los monstruos.
Raúl Alfonso. Autor. Madrid. Julio de 2023
Espacio escénico: Sala de teatro convencional con escenario de 8 metros de ancho por 7 de profundidad como mínimo
Luces: Se adapta a las existentes en la sala.(Se adjunta plano en caso de requerirse
Sonido: Computadora y amplificación
Tiempo de montaje: 4 horas
Tiempo de desmontaje: 2 horas
Duración: 1 hora
Tipo de público: Adultos